La escuela y la universidad enseñan
conocimientos, pero no la naturaleza del conocimiento, que lleva en sí misma el
riesgo del error y de la ilusión, porque todo conocimiento, comenzando por el conocimiento
perceptivo y hasta el conocimiento por palabras, ideas, teorías, creencias, es
a la vez una traducción y una reconstrucción de lo real. En toda traducción hay
riesgo de error (traduttore traditore) lo mismo que en toda reconstrucción.
Siempre estamos amenazados de equivocamos sin saberlo. Estamos condenados a la interpretación,
y precisamos métodos para que nuestras percepciones, ideas, visiones del mundo
sean las más confiables posible.
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