The National Summer Learning Association y el Instituto Nacional de Evaluación Educativa aseguran que los niños pueden sufrir un grave desfase académico si no mantienen un mínimo de actividad intelectual durante sus vacaciones.
Acabadas las fiestas de fin de año, todos los padres de familia sin excepción se hacen la misma pregunta: ¿debo poner a mis hijos en vacaciones útiles escolares? Si bien es cierto que el verano es sinónimo de un merecido descanso, también es cierto que después de algunas semanas de abandonar las aulas los niños y niñas empiezan a olvidar los conocimientos adquiridos durante el año. Las clases de natación, fútbol y música no son suficientes.
EL CEREBRO REQUIERE EJERCICIO
“Es cierto que en verano corresponde un descanso en el ritmo de estudio, pero ello no significa que debe ser un paro total en el aspecto académico. Sin actividad intelectual, el cerebro se entumece como si fuera un músculo. La brecha entre los niños que estudian en verano y los que no lo hacen es muy notoria”, explica Javier Arroyo, cofundador de Smartick, método de aprendizaje online de matemáticas.
The National Summer Learning Association (EE.UU.) ha sido una de las primeras instituciones en señalar este problema: el efecto acumulativo provoca que para el último grado de primaria los niños que no estudiaron en los veranos pasados tengan un retraso de hasta 3 años frente a sus compañeros. “La rutina escolar hay que romperla, pero es un error no hacer nada, independientemente del nivel educativo”, afirma Covadonga Ruiz de Miguel, experta en educación de la Universidad Complutense de Madrid.
15 MINUTOS DIARIOS
Un estudio reciente del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (España) reafirma que la brecha entre estudiantes de un mismo año está directamente influenciada por la ausencia de estudio durante las vacaciones, sin embargo, la misma organización señala que no se trata de tener a los niños ocupados todo el día en actividades similares a su rutina escolar. Entonces, ¿cómo lograr una ruptura que signifique al mismo tiempo un aprendizaje continuo?
En nuestro país podemos ver propuestas como el aprendizaje online, que tiene como beneficio adicional la seguridad de que el niño pueda estudiar sin salir de casa. Un ejemplo es el “método de pilates matemáticos” de Smartick, un plan de ejercicios de verano de 15 minutos diarios que incluye lógica, razonamiento matemático, cálculo y problemas. “De esta forma el cerebro del estudiante, al igual que los músculos en los pilates, se estira y ejercita, aprendiendo matemáticas sin renunciar a divertirse”, afirma el cofundador del método.
Fuente: La República.