
“(Los
peruanos) Somos muy discriminadores. Esto que ha pasado en el fútbol nos deja
muchas enseñanzas. Hoy tenemos un director técnico que nos enseñó que nuestros
actos tienen consecuencias y que debemos asumirlas”, subraya la educadora.
Con una sonrisa amplia, permanente y que ilumina, nos recibe Marilú
Martens en su oficina del piso 13 de un edificio sobre la avenida
Javier Prado. Impetuosa y tenaz. Así se define, como parte de sus errores y
virtudes. Pero su mayor acierto ha sido transitar sin desmayo en el camino
trazado desde sus años de colegio: ser educadora. Recuerda que de niña le
gustaba la química y la actuación. A sus 53 años de edad, la exministra
de Educación (2016-2017) parece haber encontrado la fórmula
perfecta y el escenario ideal: seguir aprendiendo al lado de su familia y con
la convicción de aportar a su país.
¿Por qué
eligió la docencia?
Es una
vocación. Estudié el colegio en Costa Rica, porque mis padres tenían un negocio
y crecimos allá. Para graduarte debías hacer una especie de tesis. Ahí planteé
la importancia de los colegios de educación especial para el desarrollo de la
autonomía de sus estudiantes una vez que terminaran esa etapa. Pensaba que
podía realmente trabajar y ser feliz al mismo tiempo. Y así fue como me
especialicé en educación especial.
¿No hubo
algún episodio puntual que activó esa pasión?
Mira,
desde chica siempre me ha gustado ser profesora. Jugaba a ser maestra. Cuando
los docentes se iban a reunión, yo iba feliz a dar clases a los más pequeñitos.
¿Qué
satisfacciones le ha traído la educación especial?
He
trabajado con niños ciegos y logran más que niños que ven, porque la tenacidad
y ganas de superación están en ellos. He trabajado con niños sordos, con
discapacidad intelectual y tienen el mismo potencial que cualquiera.
¿Qué se
les dice a los padres que de pronto tienen hijos con habilidades diferentes?
No hay un
niño igual al otro. Tenemos que sacar el potencial de nuestros hijos. Todos son
una bendición. Y también les diría que el amor mueve montañas.
¿Se
podría decir que una de las profesiones donde es más importante tener vocación
es la docencia?
Cualquier
actividad que uno decida hacer en su vida profesional debe tener mucho
compromiso, pero lo importante es que lo hagas porque te gusta, con la
convicción de que puedes contribuir a la sociedad. La educación sí tiene una
responsabilidad muy grande porque tienes en tus manos la formación de niños y
niñas.
Es la
columna vertebral de un país.
¡Exacto!
A pesar de eso, en un país como el nuestro, no está valorada ni reconocida.
¿Por qué
seguimos en ese eterno cuestionamiento de que la educación no recibe la
atención que necesita y merece?
No se
reconoce la importancia que tienen los profesores en el desarrollo de un país.
Históricamente, en el Perú no ha sido valorada la docencia y hoy tampoco es una
carrera atractiva. Eso es parte del trabajo por hacer.
¿Por
dónde se debe empezar?
Por
varias partes a la vez. Primero, la carrera que brindemos a los docentes debe
ser buena, la exigencia de la persona que decida ser un profesional de la
educación debe ser tan alta como ocurre en Medicina, por ejemplo. También debe
ser una carrera meritocrática. La remuneración de un docente tiene que mejorar.
Pero el profesor también tiene que preocuparse por ser mejor. Que lo evalúen,
porque así se sabrá las fortalezas y oportunidades de mejora. Otro factor son
las condiciones en que trabajan.
¿La
huelga que empieza hoy cuánto afecta?
Es una
huelga anunciada por el profesor Pedro Castillo, que es un ex Conare (vinculado
al Movadef). Lo que busca es confrontación sin negociación. Y eso es lo que pasó
en 2017, cuando yo era ministra. Los profesores no pueden ser manipulados por
otros intereses.
Una de
las coyunturas más alarmantes es la violencia contra la mujer. ¿Desde la
educación qué se puede hacer?
El rol de
la educación en igualdad de género es fundamental. Nos estamos enfocando en el
castigo y no en la prevención. La educación es lo que realmente nos va a
cambiar como cultura. Tenemos que formar a nuestras niñas y niños haciéndoles
ver que todos somos iguales en oportunidades y derechos. Además, se está
satanizando la educación sexual. ¿Por qué no vemos las consecuencias? Hoy, de
los 15 mil presos que tenemos por violación sexual, cerca del 70% son menores
de edad. Son chicos a los que nadie les enseñó a manejar su sexualidad.
¿Qué
tanto suma el momento que vivimos con la clasificación al Mundial en temas como
identidad y reconocernos como país?
Siempre
pienso por qué los peruanos no tenemos ese orgullo nacional. Somos muy
discriminadores. Esto que ha pasado en el fútbol nos deja muchas enseñanzas.
Hoy tenemos un director técnico que nos enseñó que nuestros actos tienen
consecuencias y que debemos asumirlas. En todo lo que hagamos debemos tener
responsabilidad, compromiso, esfuerzo y el gusto por hacerlo.
¿Durante
36 años nos hemos formado perdedores?
Nos hemos
formado aspirando, mirando siempre el triunfo. No somos perdedores porque
siempre estamos luchando. Pero son importantes los logros, los necesitamos en
el deporte, en la política, en el magisterio. Eso nos hace desarrollar
identidad, orgullo, sentido de pertenencia.
¿Qué
materias ha enseñado?
Todos los
cursos en educación especial y en colegios regulares. Me gustó mucho enseñar
materias vinculadas al desarrollo del potencial de los estudiantes, proyectos
de vida. Hoy, incluso, trabajo proyectos de vida para evaluar con los alumnos
cómo se ven de acá a 30 años.
¿Y cómo
se ve de acá a 30 años Marilú Martens?
Cuando
cumplí 40 años, me senté y pensé en qué quiero hacer la otra mitad de mi vida.
Así estudié una maestría. A los 80 años, me veo activa, trabajando. Y siempre
tratando de contribuir con la mejora de las personas de mi país.
AUTOFICHA
- “Mi
día comienza a las 6 de la mañana con dos tazas de café. Tengo 33 años de
casada. Mis dos hijos, Gabriel y Andrea, ya están casados, pero ninguno está
vinculado a la educación. Él es economista y ella administradora. He vivido en
Costa Rica de chica. Estudié en la Unifé, en Chile y en Harvard”.
- “Trabajo
en varias cosas, entre ellas en el Patronato Pikimachay, que busca poner en
valor a Ayacucho. El promotor es Carlos Añaños, quien es ayacuchano. Él quiere
darle a su tierra las oportunidades que ha tenido en la vida. Veo la lucha
contra la anemia, la mejora de la educación”.
- “Estoy
enamorada de mi país, por su gente de la selva, sierra y costa. Me encanta la
diversidad que tenemos y el sentido de lucha del peruano. Las condiciones que
tenemos son adversas en lo económico y con una geografía difícil, lo que nos
hace tener que batallar. Me gusta mucho nuestra alegría. Somos cálidos”.
Fuente:
Diario Perú 21.
MIJAIL
PALACIOS, junio del 2018