Hace cuatro años el fundador de esta red social
decidió invertir en un modelo educativo que prometía revolucionar la educación.
Lo llevó a 400 escuelas y ahora, muchas comunidades ‘beneficiadas’ le reclaman
no haber hecho suficientes estudios sobre su eficacia.
La semana pasada, los estudiantes de un pequeño
pueblo en Kansas se rebelaron contra el modelo de educación con el que el
creador de Facebook, Mark Zuckerberg, quiere cambiar el mundo. Con el apoyo (y
la compañía) de sus padres, los jóvenes se tomaron la iglesia y la escuela con
pancartas de “No queremos más Summit Learning”.
Hace ocho meses las escuelas públicas del pueblo
McPherson adoptaron este modelo educativo, donde cada estudiante va a su propio
ritmo y se empodera de su proceso de aprendizaje. Les prometieron que no
tendrían más aburridas clases magistrales, tampoco lecciones muy lentas para
los más avanzados o muy rápidas para los más atrasados del curso.
“La idea es que los alumnos personalicen las
lecciones según sus necesidades e intereses. La tecnología permite que
estudiantes y maestros creen planes de estudio personales, que le hagan
seguimiento a su progreso y que encuentren los materiales que necesitan para
aprender mejor”, dijo Zuckerberg, principal financiador del modelo Summit
Learning.
En, 2015, el magnate de Silicon Valley visitó una
escuela que aplicaba el aprendizaje autodirigido y quedó fascinado, al punto de
invertir en el modelo y poner al equipo de ingenieros de Facebook a desarrollar
una nueva plataforma para esa tecnología.
En solo cuatro años, la compañía expandió el modelo
a cerca de 380 escuelas, llegando a unos 74.000 estudiantes en diferentes estados,
desde California hasta Nueva York. La idea era sencilla. “como la tecnología se
adapta a las necesidades de los alumnos, los profesores tienen más tiempo libre
para hacer lo que hacen mejor: guiar a los estudiantes”, diría Zuckerberg.
Pero, hoy, tanto los padres como los estudiantes de
McPhearson están pidiendo a gritos que les devuelvan el modelo tradicional de
tablero y libros de texto.
Muchos jóvenes no aguantaron el nuevo sistema. Se
quejan de que están clavados en el computador todo el día, sin tener casi
contacto con sus compañeros ni sus profesores. A Megan Jackson, quien sufre de
epilepsia, ha sufrido varias convulsiones semanales por tanto tiempo frente al
computador, relata el New York Times.
A muchos jóvenes les disgustó modelo el aprendizaje
autodirigido o sienten demasiada presión por las exigencias académicas. “Todo
el mundo está más estresado ahora”, le dijo una estudiante al diario
neoyorquino.
Y no es un caso aislado. En noviembre, los estudiantes
de la Escuela Secundaria de Periodismo, en Nueva York, marcharon frente a la
institución en protesta contra del modelo educativo de Summit Learning.
“No nos gusta el programa, que requiere sentarse
varias horas frente un computador. Acá no todos los estudiantes recibimos
computadores. Las lecciones son aburridas y es demasiado fácil pasar. Muchos
sentimos que no estamos aprendiendo nada y no nos están preparando para los
exámenes de grado”, escribieron Akila Robinson y Kelly Hernandez, líderes
estudiantiles del colegio, en una carta dirigida a Mark Zuckerberg.
En cuanto a los padres, muchos se han molestado por
el contenido pedagógico. Por ejemplo, en Kansas, algunos protestaron porque, en
una lección de Paleontología, la plataforma incluía un vínculo a un artículo
del Daily Mail con contenidos sexuales que consideraron inapropiados para sus
hijos.
En Kettle
Moraine, Wisconsin, 300 padres firmaron una petición para quitar el modelo
educativo alegando la misma causa. “Hay contenido que no es apto para niños de
primaria”, le dijo Fred Van Ranken, superintendente de Twin Valley,
Pennsylvania, a un diario local.
Finalmente, también hay una cuestión cultural.
Muchas de las escuelas donde se aplica el modelo son instituciones de bajo
rendimiento, en pueblos pequeños de tendencia conservadora. “Los que
desarrollan esto son de la costa oeste. Sus normas son diferentes a las de
acá”, agregó Van Ranken.
Facebook, un socio sospechoso
A muchos padres tampoco les convence el vínculo
entre la educación y el gigante tecnológico que ha hecho una fortuna de 138 mil
millones de dólares a punta de monetizar la información de sus usuarios.
“Summit exige una cantidad extraordinaria de datos
personales de cada estudiante, y monitorea su avance durante el colegio y
después”, le dijo Leonie Haimson, codirectora de la Asociación de Padres por la
Privacidad Estudiantil, al New York Times.
Según la página de la compañía, la información se
comparte información con 18 socios, todo con fines educativos y bajo las
recomendaciones de privacidad del estudiante publicadas por la Casa Blanca en
2015.
Pero eso no tranquiliza a padres y estudiantes. En
la carta de los estudiantes de la Escuela Secundaria de Periodismo una de las
principales peticiones era que “pidan permiso a cada estudiante antes de
recolectar sus datos. Si Facebook ha sufrido numerosas fallas de seguridad en
el pasado, ¿cómo sabemos que nuestra información personal estará mejor
protegida?”
Ya han surgido dudas sobre la tecnología que
desarrollaron los ingenieros de Facebook. Según el periódico The Intelligencer,
algunos estudiantes en Connecticut encontraron que era fácil engañar al
sistema.
Pueden saltarse las lecciones y pasar las pruebas
de selección múltiple adivinando y volviendo a tomar la prueba hasta que les
vaya bien (aunque el sistema le avisa al profesor después de cierto número de
intentos fallidos).
Otros estudiantes le reportaron a aquel medio
estadounidense que pueden hacer trampa abriendo en una pestaña el examen y en
otra Wikipedia.
Heidi Wildstein, la madre de un estudiante muy
aplicado, reportó que, como el sistema a veces tenía fallas y no permitía
seleccionar la respuesta correcta, su hijo estaba teniendo serios problemas de
ansiedad.
Opinión: ¿A qué deberían ir los niños a la escuela?
¿Revolución o fracaso?
Para los expertos, la principal deuda de Summit
Learning es su falta de pruebas científicas. Un estudio realizado por el Centro
de Estudios de Resultados Educativos de la Universidad de Stanford no encontró
ninguna mejora significativa en los resultados de Matemáticas y Lectura de los
alumnos que empezaron a usar Summit Learning.
“Hace falta investigaciones rigurosas, y ojalá
Summit Learning empiece a hacerlas”, le dijo John Pane, experto en efectividad
e implementación de innovaciones educativas de la Corporación RAND, a SEMANA
Educación.
En general, aún “hay poca evidencia de los efectos
positivos de los modelos de aprendizaje personalizado en mejorar los resultados
de los estudiantes”, agrega.
Y es que, como su nombre lo indica, el aprendizaje
personalizado es una filosofía que varía mucho según cómo se aplique. Que los
estudiantes vayan a su ritmo suena interesante, pero no siempre conduce a
mejores aprendizajes.
Un estudio de 2017 de la firma McKinsey & Co
señala que darles a los estudiantes cierta libertad de decisión en su proceso
educativo mejora los resultados. Pero si es mucha, aprenden menos; la dirección
del docente es fundamental.
Fuente: Semana.