Las nuevas
tecnologías han dejado de ser nuevas y son medios para obtener fines y los
niños son esponjas a la hora de aprender lo que se encuentra a su alrededor.
Las Nuevas Tecnologías de la
Información y de la Comunicación (NTIC) se han
convertido en una parte integral en la vida de los niños y jóvenes. Poco a
poco, transforman la educación y la forma en la que aprenden día a día.
Internet es un universo aparte, que junto con el uso de distintos dispositivos
como las tablets, smartphones y todas las
plataformas de redes sociales y apps de mensajería, modifican y conforman la
manera en la que hacen y mantienen amistades, así como la forma en la que
gestionan su tiempo libre y de su integración, en general, en la sociedad. Y,
aunque no todo es malo ni nocivo en Internet, el incremento por parte de los
jóvenes en las redes sociales hace que sumen horas de ocio –y no tanto libre–
en ellas, descuidando algunas de las actividades que, según los expertos,
deberían fomentar más para un mejor y sano desarrollo de la adolescencia.
Para
el doctor David Anderson, psicólogo clínico y director del Centro de trastornos
de la conducta en Child Mind Institute, cuando los niños desplazan otras
actividades apropiadas para su edad, como socializar, practicar algún deporte,
hacer los deberes, e incluso la higiene y el sueño, es cuando se debe dar la
voz de alarma. "Estos casos son de adolescentes que están sacando todo lo
demás de sus vidas, no tienen amistades, no se relacionan, al menos sin estar
conectados, y pueden estar fracasando en el colegio", matiza. Sin embargo,
el experto afirma que la mayoría de las veces, cuando las personas dicen que
alguien es adicto a Internet o a su móvil, lo están usando de forma coloquial.
“Al llamarlo adicción, los padres comunican su preocupación de que tanto tiempo
de pantalla no es saludable, como la sensación de que son incapaces de
detenerlos”, agrega.
Límites difusos entre la adicción y la
conectividad digital
Ciertamente,
resulta complicado diferenciar cuando un niño está usando simplemente la
tecnología, de cuando su vida gira en torno a ella, o que no puede vivir sin
ella, y algunos padres pueden ver un comportamiento similar al de un adicto.
“Cuando los niños se enfadan si les quitas el móvil, insisten en pasar más
tiempo en las pantallas o pasan mucho tiempo desconectados pensando en cómo y
cuándo volverán a estar en línea, son características que confunden, pero
Anderson explica que este tipo de conductas pueden ser provocadas por muchas
actividades placenteras y no constituyen una adicción. "La mayoría de las
veces, lo que veo es que los padres que están preocupados por el comportamiento
de sus hijos alrededor de las pantallas usan la palabra adicción cuando
realmente no lo es", apunta.
Y es
que, para el experto no existe la adicción a Internet o el teléfono. “Algunos
en la comunidad psiquiátrica han propuesto un nuevo trastorno llamado trastorno
de los juegos de Internet, para reconocer patrones poco saludables de juego”,
pero para elevarse al nivel de un trastorno, el Dr. Anderson señala que la
conducta sería muy extrema y perjudicaría gravemente la vida de un niño.
No
obstante, un estudio reciente de Metricool ha concluido que Instagram es la red
social más usada entre los más jóvenes, que la consideran como la más relevante
e importante de todas. Tanto, que hasta hace unos días, salía a la luz como
muchos niños, en su mayoría, menores de 13 años, suben fotos desnudos o en
actitudes provocadoras para la obtención de 'likes' o compensaciones
económicas, un tema que ha sorprendido y que ha causado un fuerte impacto.
Para
Raúl Padilla, psicólogo, sexólogo y terapeuta, las razones para subir unas
fotos sin ropa o en situación manifiestamente sexual pueden ser varias. “Desde
conseguir un cierto estatus, aunque sea relacionado con la accesibilidad
sexual, hasta la pertinaz insistencia por parte del medio en que lo haga. Es bastante
común que se compartan fotos o vídeos eróticos entre compañeros de juegos que
empiezan a descubrir la sexualidad, el problema es que cuando esa relación se
rompe el vídeo y las fotos no vuelven, sino que quedan y pueden extenderse a un
público para el que no habían sido destinadas”, explica.
La educación es siempre la clave
Las
redes sociales dan una visión bastante reduccionista de la sociedad, simple y
dirigida a encajar fácilmente. Solo hay que seguir la corriente y amoldarse a
la marea. En palabras de Padilla “las redes sociales muestran a todos sus
miembros de forma simplista cómo es la vida adulta y lo que pueden esperar, y
la vida que pueden tener, eso sí, sin explicar los pasos necesarios para llegar
a ese punto”, explica.
Padilla
argumenta que es en la familia donde se debería educar, dado que la educación
no solo consiste en la inculcación de unos valores y de un estilo propio de
relacionarse con el mundo, sino que debería ir más allá, y dotar a la persona
de las herramientas que necesitará a lo largo de su vida como la inteligencia
emocional, la educación psicosexual, las habilidades sociales y la integración
de Internet en los ámbitos vitales. “La rapidez del refuerzo, la estimulación
continua y la escasa inversión para conseguir el refuerzo hacen que las redes
sociales enganchen y mucho. Cada vez se necesita más tiempo para las redes,
cuando se pide una limitación del tiempo se reacciona con enfado o incluso
abierta hostilidad. Se evitan actividades en las que no se pueda tener fácil acceso
al dispositivo para seguir la red social, y todas estas características nos
dejan a una persona dependiente sin sustancia, pero adicta”, continúa.
“Las
nuevas tecnologías hace años que han dejado de ser nuevas y simplemente son
tecnologías, medios para obtener fines, y los niños son esponjas a la hora de
aprender lo que se encuentra a su alrededor. El esfuerzo quizá es para los
padres y educadores que deberían alfabetizarse primero ellos para, en un
segundo lugar, dar pautas o poner límites a los niños”, concluye.
Fuente: Diario El País.