Google Assistant, Siri o
Alexa son asistentes de voz desarrollados para entornos domésticos que ayudan a
resolver preguntas y tareas cotidianas solo con lanzarles una pregunta. Una
funcionalidad a la que se puede sacar partido en el aula para la enseñanza de
idiomas si se sabe usar de la manera adecuada.
“Ok Google, ¿cómo se dice
‘dónde está el baño’ en alemán?” La respuesta a esta pregunta tarda en llegar
tan solo unos segundos a través del dispositivo que estemos utilizando. Resulta
muy útil si uno se encuentra de viaje en tierras germanas y tiene la necesidad
imperiosa de acudir al aseo, pero los asistentes de voz también pueden
convertirse en una excelente herramienta para enseñar idiomas, y que la próxima
vez que uno visite Alemania no tenga que echar mano de un traductor.
Seguramente su uso en el
aula es cuestión de tiempo. Como ocurre con el resto de
dispositivos que echan mano de la inteligencia artificial para mejorar sus
funciones, los altavoces que integran sistemas como Siri, Alexa o Google
Assistant pueden ejercer de ‘ayudantes’ del docente para apoyarles
en tareas repetitivas y poco creativas en la enseñanza, los
idiomas incluidos.
Un robot en clase
A finales del año pasado finalizó el proyecto L2TOR cuyo
objetivo era desarrollar un robot ‘social’ para enseñar vocabulario de una
segunda lengua a niños de entre cuatro y seis años. La investigación se
prolongó de 2016 a 2018 financiada por el programa Horizon
2020 de la Comisión Europea.
Durante estos tres años se
llevaron a cabo varios experimentos en los que hablantes nativos de holandés,
alemán y turco aprendieron vocabulario en inglés. Además, los niños ingleses
aprendieron vocabulario y gramática en francés, y niños inmigrantes turcos
aprendieron palabras en holandés como segundo idioma. En todos los casos, el
aprendizaje se produjo interactuando con un pequeño robot humanoide, NAO de
SoftBank.
Se
diseñó un robot ‘social’ con un comportamiento basado en cómo los tutores
interactúan con los niños. Su función inicial era convertirse en una
herramienta de apoyo para reforzar el aprendizaje del inglés como lengua
extranjera a través de sesiones individuales. Junto a la comunicación verbal,
también se integró la no verbal, como gestos y otras formas de lenguaje
corporal.
El
experimento principal del proyecto fue un estudio de campo a gran escala en el
que aproximadamente 200 niños holandeses aprendieron palabras en inglés durante
siete lecciones. Este estudio reveló que pueden aprender con éxito de un robot.
Sin embargo, también demostró que pueden hacerlo igual de bien con una tableta
sin el apoyo del robot.
Más prácticas y mejor pronunciación
Joshua
Underwood, formador de profesores del British Council, ha analizado las
oportunidades que ofrece el uso de tecnologías de reconocimiento de voz e
inteligencia artificial (AI) para apoyar la enseñanza-aprendizaje del idioma
inglés utilizando Siri, Alexa y el asistente de Google.
Después
de llevar a cabo su experiencia con alumnado de Primaria y Secundaria durante
18 meses, cree que “usar los asistentes de voz en la clase proporciona a los
estudiantes más oportunidades para practicar el idioma que están aprendiendo,
además de resultar más divertido”, sostiene Underwood.
Animar
al alumnado a hacer preguntas al asistente del tipo “Show me a
picture of a ship/sheep, cup/cap…”, les ayuda a mejorar su pronunciación
para hacerse entender. Asimismo también realizaron actividades de deletreo de
palabras o para practicar vocabulario relacionado con una actividad o temática
determinada.
Los
interfaces de voz tienen la clave. Las tecnológicas están trabajando para
mejorar sus desarrollos con unos resultados cada vez más precisos. Lo acaban de
demostrar los de Mountain View en el lanzamiento de Google Nest Hub, un altavoz
inteligente con pantalla incorporada que se puede manejar solo con la voz.
Además,
este asistente cuenta desde enero con el ‘Modo
intérprete’ que ayuda a mantener una conversación en docenas de
idiomas, e incluso obtener una traducción escrita en tiempo real. En el caso de
Alexa, de Amazon, ofrece herramientas con
las que adaptar sus funcionalidades al sector educativo dentro del ámbito
universitario, tanto para el alumnado como para docentes.
Fuente: Educación 3.0